Los países que están a la vanguardia mundial admiten ampliamente la relevancia de la ciencia y la tecnología (CyT), como fundamento para alcanzar los mayores niveles de desarrollo y competitividad. Esto produce que esos Estados hagan de la CyT uno de los ejes de sus políticas nacionales. Ahora bien, es necesario identificar donde está ubicado México respecto a los países más influyentes y reconocer los factores que obstaculizan o retardan el progreso. Para ello, los autores del libro "Ciencia, tecnología y proyecto nacional" nos presentan un panorama completo de la situación en México e identifican como prioritario la incorporación de la CyT como elementos fundamentales de las políticas del Estado Mexicano.
Una política de Estado implica aquello que un gobierno desea implementar en forma permanente, para que trascienda a través del tiempo sin que se vea afectada por uno o varios cambios de gobierno. En el debate en México sobre las políticas de Estado, por algún momento se entendió que ello implicaba un acuerdo entre los partidos políticos. Sin embargo, es notorio que los acuerdos políticos se rompen por las más diversas causas, casi siempre relacionadas con la lucha por el poder. De aquí que hubiera una redefinición de política de Estado que no implicara tal riesgo: una política de estado aparece, entonces, teniendo como fundamento una ley sobre la materia en cuestión y un órgano de Estado que asuma las funciones y ponga en acto las disposiciones de la ley correspondiente.
En consecuencia, sostienen los autores, "la definición y conjugación armónica de los pilares fundamentales de un proyecto de desarrollo nacional es la principal tarea de un gobierno". Toda decisión de gobierno requiere buscar que, como resultado de la misma, se alcance un mayor nivel de prosperidad.
Los autores califican la política científica y tecnológica de México (específicamente el Programa especial de CyT 2001-2006), como "timorata y corta"; es decir, tímida, indecisa, frente a un amplio conjunto de países desarrollados o en rápido crecimiento. Así mismo consideran que no existe para el Estado mexicano la claridad que tienen las naciones desarrolladas sobre la relevancia de esos elementos en la determinación de los proyectos de desarrollo nacional. No se han puesto a la CyT como eje del desarrollo individual y social, ni como elemento central y meta primaria del Estado.
En el capítulo 1 del libro, se presenta una revisión de la CyT como política de estado. Un ejemplo relevante es la presencia del apoyo gubernamental a lo largo del desarrollo de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en un país que tiene como pilar la CyT. Cuando se construyó la ENIAC, la primera computadora digital en la Universidad de Pennsylvania, el financiamiento federal sirvió para posibilitar este avance. Así mismo, ayudó a impulsar los grandes avances que se han experimentado en campos tan diversos como la generación de ciencia básica ligada al desarrollo de la electrónica, la óptica o la nanotecnología, el conocimiento matemático, la computación, la internet, la inteligencia artificial o bien la tecnología de control.
Posteriormente, el capítulo 2 hace un análisis concreto de los aspectos más importantes de las políticas científicas y tecnológicas de países que han adoptado a la CyT. Así, se analizan países como Estados Unidos, Francia, España, la Unión Europea y, finalmente, el de Corea. Éste último es ejemplar.
En el capítulo 3 se analiza la experiencia de México, tomando en consideración tres dimensiones fundamentales: 1) investigación, desarrollo e innovación tecnológica; 2) educación, y 3) tecnología de la información y las comunicaciones. Es fundamental conocer donde se encuetra la ciencia Mexicana.
Según los autores "El objetivo de esta mirada comparativa es conocer la distancia a la que se encuentra México de una posición de competitividad real, para plantearse metas razonablemente alcanzables en un horizonte de mediano plazo".
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